Hay un debate abierto sobre la influencia de las pantallas en el proceso de aprendizaje, de maduración y evolución de las capacidades cognitivas de los niños.
El profesor Frederick J. Zimmerman del Child Health Institute, realizó ya en 2.006 el estudio "Associations between media viewing and language development in children under age 2 years" (Asociación entre el consumo de medios y el desarrollo del lenguaje en niños menores de 2 años) que aporta datos a éste respecto.
Analizando el desarrollo del lenguaje en una muestra de más de 1.000 niños/as, el profesor Zimmerman confirmó una correlación inversa entre la exposición a las pantallas y la adopción de vocabulario. Es decir, su estudió concluyó que:
A más horas de pantallas, menor es el vocabulario del niño/a.
Concretamente, el estudio concluyó que los menores de 24 meses, por cada hora de pantallas, perdían 16,99 puntos en el índice CDI (Comunicative Development Inventory) un índice de referencia sobre el desarrollo de las capacidades comunicativas basado en un listado de 90 palabras.
Esto significa que de 90 palabras, los niños con que consumen pantallas durante 1 hora/día sólo reconocen media 82 palabras.
Si el consumo de pantallas es de 2 hr/día, el vocabulario descenderá a 76 palabras sobre 90. (un -16%)
Las conclusiones son preocupantes, más aún cuando el estudio data de 2006, cuando la densidad de pantallas era SIGNIFICATIVAMENTE MENOR, la principal pantalla era la TV y por ende el riesgo de exposición era mucho menor.
Para entender los motivos, sólo hace falta ser observador de algunos hábitos que hemos normalizado, como por ejemplo éste:
Lo relevante de esta foto en términos del tema que nos ocupa (la adopción de vocabulario) no es lo que pasa, sino lo que "NO PASA".
Sin la distracción de la pantalla... ¿qué pasaría en una escena como esta? pues bien sencillo; la relación comunicativa entre el papá o la mamá con el bebé sería mucho más intensa (aunque sea a costa de poner a prueba la paciencia de los papás...), se comunicarían visualmente y también a través del lenguaje.
Y es que aunque sea para decir un "Andreita cómete el pollo" la comunicación siempre será mucho mayor que nada. (nota a mis lectores de fuera de España: tenéis la gran suerte de no conocer el vergonzoso y furibundo origen de esta frase :-) aprovecharlo)
Éste es uno de los momentos sobre el que, según los especialistas, se afianzan capacidades como el lenguaje y también otras como relación afectiva paterno-filial.
Cuando ponemos una pantalla en medio:
..el niño queda totalmente "atrapado" por la pantalla y los padres claudican de sus responsabilidades para con el bebé.
Los adultos tendemos a infravalorar estos pequeños detalles, que hemos normalizado al 100%. Para los más incrédulos os invito a que investiguéis sobre el impacto que tiene en los menores a través del experimento "Still Face experiment" del Dr. Edward Tronick. (dedicaré un post a este tema próximamente).
Los expertos apuntan algunas recomendaciones que os apunto a continuación:
En las ingestas (desayuno, comida, merienda, cena) pantallas fuera! SIN excepción (ni la de los niños ni las de los padres).
Que la experiencia con la pantalla sea conjunta, y un vehículo conductor para explorar conjuntamente.
Verbaliza junto con tu hijo/a lo que estáis viendo en la pantalla, invita al niño/a a participar en la descripción.
Haz pausas para atender y dejar que tu hijo/a se explaye sobre el contenido que estáis viendo juntos.
Evita que el niño/a navegue solo y quede al libre albedrío del algoritmo del infinity time-line de youtube (la encadenación de un video tras otro).
Ponte un límite antes de empezar (p.e: 20 minutos) y cúmplelo.
Antes de ir a dormir, nunca utilizar la pantalla como una herramienta.
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